La casa de mi infancia
En la calle américa de la comuna de San Bernardo, al frente de una iglesia mormona se encuentra la casa de mi abuela Sofía. Tal vez sea una de las casas más grandes que existe en el sector, pero al mismo tiempo una de las más feas del lugar.
A las afueras se encuentra un paradero roñoso del transantiago, donde se llena de gente a la espera de que una micro los lleve al centro. Al lado de la casa hay un quiosco de comida rápida llamado "El Bajón", que mi abuelo Jernne le arrienda a una familia. La reja que encierra la casa se encuentra oxidada y deteriorada, es alta y de color azul, el timbre es muy antiguo y siempre se encuentra en mal estado.
La fachada de la casa se caracteriza por su color amarillo pálido, que combina muy poco con las oscuras baldosas de colores burdeos que rodean el lugar. No posee antejardín, ni plantas y menos pasto o flores que le den más vivacidad al hogar.
Arriba de la única ventana, se encuentra un aro para encestar pelotas de básquetbol, donde mis tíos jugaban cuando pequeños, y en donde jugué, pero que ahora nadie usa.
Al interior hay una mezcolanza de habitaciones, está el living, el comedor y una cocina americana improvisada que mi abuelo le hizo a mi abuelita, para que la cocina no le quedara lejos del comedor. En seguida hay un pasillo oscuro, donde a la derecha se encuentra un lavadero descuidado y un baño que siempre está hediondo a cloro.
Después hay una habitación muy grande donde antes se encontraba la cocina, y en donde todavía se puede apreciar el papel mural. Al lado hay un baño de servicio, no está hediondo, pero si es muy poco estiloso. Los vanitorios son del mismo color amarillo pálido de la casa, y la tapa del W.C. siempre se cae cuando uno se acerca a hacer sus necesidades.
El patio es tal vez lo más feo de la casa, está lleno de cachureos; como metales, madera y algunas botellas del "año de la pera". Al costado hay un hilo en donde mi abuela seca la ropa, al aldo hay un taller de mi abuelo, que nunca supe para que lo tenía, pero que estaba lleno de herramientas extrañas y de diferentes especies de clavos.
Dentro de la misma casa, en el segundo piso hay una subcasa, donde viví un tiempo cuando chica, y que ahora todos los hermanos de mi mamá recurren a ella cuando se pelean con sus esposas.
Es verdaderamente un "laberinto habitacional", frío, desolado y oscuro, pero que no queisiera olvidar jamás, ya que fue la primera casa que tuve y en la que viví mis primeros años de ecistencia.